Buscar este blog

Tesoros del antiguo Egipto

No han sido demasiadas las joyas de uso diario procedentes del Imperio Antiguo que se hayan salvado de los saqueadores de tumbas. Ya nos lo contó el príncipe Ipu-Ur en su texto cuando escribió desolado que aquello que la pirámide ocultaba hoy estaba vacío. Resulta casi imposible saber en que momento exacto comienzan los saqueos a las tumbas, si bien muchos egiptólogos opinan que éstos se iniciaban en el instante que la comitiva funeraria abandonaba la necrópolis. Tampoco se nos escapa un detalle sorprendente. Se sospecha que los hurtos a gran escala en las tumbas de nobles y reyes se iniciaron en los primeros años del I Período Intermedio, pero las tumbas de los reyes no aparecen desmanteladas. Los ladrones no tuvieron que demoler ninguna cara norte de las pirámides para hallar la entrada a ellas. Sabemos que las entradas a las pirámides del Imperio Antiguo estaban bastante bien disimuladas. Así que esto nos hace sospechar que los saqueadores sabían el punto exacto en el que comenzar a excavar, y esto significa que o  bien tenían en su poder los planos de la tumba o bien contaban con la ayuda de algún funcionario. En todo caso, la administración estaba corrompida, y a buen seguro los ladrones contaban también con la inestimable ayuda de los vigilantes de las necrópolis.
Los tesoros más destacados del Imperio Antiguo serían las joyas que aparecieron en la pirámide del rey Sejemjet, las joyas de la reina Hetepheres y algún otro hallazgo como el ajuar de la reina anónima o el collar de cuentas de Ptahshepses. Pero afortunadamente, el Imperio Medio nos ha legado unas buenas colecciones que no solo sirven para maravillarnos ante la vida de lujo de los nobles y príncipes, sino para comprender también la evolución social que Egipto tuvo en este período histórico. Pro ejemplo, sabemos que los amuletos que la gente de a pie utilizaba sufrieron pequeñas modificaciones o transformaciones. Así, podemos ver como el uso de figuras como el Anj, casi idealizado con la vida eterna del rey, caía en detrimento de otras más simples como el escarabajo, identificándose con él la clase media baja. Esto ocurre, casi con toda seguridad, al tiempo que la vida en el Más Allá va siendo alcanzada por todas las clases sociales, y como ya comentamos, provocaron la aparición de los Textos de los Ataúdes.
Pero también aparecen nuevos modelos de joyas, como los amuletos tubulares. Estos, básicamente, constaban de un cilindro de oro de cortas dimensiones y que eran empleados como colgantes. Su uso nace en la XII Dinstía, y la confección de estas joyas  tiene claros signos extranjeros, ya que sus dueñas primeramente fueron princesas sirias o palestinas que llegaron a la corte real para establecer matrimonios de paz entre ambos pueblos. Con el transcurso de los años, este amuleto sería adoptado por todo el pueblo, e incluso llegaría a marcar moda y se copiarían los contrapesos que se empleaban para los grandes collares de cuentas, que caían por la espalda.
Igualmente, durante la XII Dinastía surgen técnicas para trabajar los materiales, que no existían en el Imperio Antiguo. Estas nuevas formas de confeccionar las joyas provienen, según algunos expertos, de los artesanos asiáticos que llegaron a Egipto bien durante el I Período Intermedio o bien durante los primeros años de la XII Dinastía. Un claro ejemplo de este hecho lo tenemos en la tumba de Wah, un funcionario de finales del I Período Intermedio, que vivió sobre el año 2020 a.C. Entre las vendas de su momia se encontró un collar de cuentas y unos escarabajos confeccionados mediante una técnica denominada ataujía, que sería el embutido de metales mediante incisiones realizadas en otro metal diferente. El mismo ejemplo lo hallamos en alguna de las tumbas mesopotámicas de Uruk, datadas en el 2500 a.C. Como hemos visto a lo largo de este capítulo, los hallazgos más sorprendentes no han venido de la mano de los reyes, sino de sus hijas, los ajuares funerarios de las princesas reales.
Pero no solo debemos considerar el hallazgo de estas joyas, sino que debemos tener en gran consideración a los hombres que trabajaron en estos lugares, donde los reyes del Imperio Medio levantaron sus pirámides. Así, salen a la luz algunos nombres anteriormente mencionados, como de Morgan o Flinders Petrie, pero es justo también reconocer el trabajo de sus ayudantes y los obreros nativos que trabajaron en las excavaciones. Los excavadores del Siglo XIX eran hijos de su tiempo, pero gracias a sus métodos, hoy podemos admirar las diversas piezas halladas en Egipto y que están repartidas por todos los museos del mundo.

Texto extraído de "Todo lo que debe saber sobre el antiguo Egipto", editorial Nowtilus

No hay comentarios:

Publicar un comentario